llamada a los raemaniacos desde mi aislamiento
Vale que es un jueves de agosto por la tarde y se supone que no ha de haber mucha gente en la biblioteca pero ¡me habéis abandonado todos! ¡Tu quoque fili, Juana!
Ay, quién supiera imitar por escrito el graznar de los cuervos sobre el campo de batalla desierto, tal y como hace Bea..., o el silbido de las bolas de pelusa atravesando la calle principal de ese pueblo fronterizo del Lejano Oeste antes de un duelo al sol...
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